La energía es uno de los recursos más esenciales para la sociedad moderna y constituye la columna vertebral de nuestra vida cotidiana. Sin embargo, no toda la energía es igual, y existen diferentes tipos de energía que pueden distinguirse por sus características y propiedades. Dos de los tipos de energía más importantes son la energía activa y la reactiva.
La energía activa, también conocida como energía real, es el tipo de energía que se utiliza para realizar un trabajo o producir un rendimiento útil. Es la energía que consumen aparatos como luces, motores y electrodomésticos. La energía activa se mide en kilovatios (kW) y es la base del cálculo de nuestras facturas de electricidad.
La energía reactiva, en cambio, es la que utilizan los aparatos con cargas inductivas o capacitivas, como transformadores, motores eléctricos y lámparas fluorescentes. La energía reactiva no produce ninguna salida útil, pero es necesaria para mantener los campos electromagnéticos que se requieren para el funcionamiento de estos dispositivos. La energía reactiva se mide en kilovoltios-amperios reactivos (kVAR) y también es un componente de nuestras facturas de electricidad.
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